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Cuando la política se transforma en una persecución implacable y carente de principios.

La bancada peronista en el Concejo Municipal prioriza lanzar acusaciones sin fundamento contra el subsecretario Juan Pablo Aversa y obstaculizar la gestión, en vez de aportar iniciativas constructivas para Rafaela. Esta táctica pone de manifiesto la carencia de ideas y liderazgo dentro del justicialismo.

19 de diciembre de 2024 | Compartir en

La oposición peronista en el Concejo Municipal, liderada por un justicialismo huérfano de ideas y sin rumbo, ha dedicado todo un año a embarrar la cancha, obstruir la gestión municipal y, lo más dañino, ensuciar el buen nombre de las personas. En esta ocasión, el blanco de su infame estrategia es el subsecretario de Servicios Públicos, Juan Pablo Aversa, un funcionario cuya trayectoria y compromiso con Rafaela están fuera de toda discusión.

Lejos de presentar proyectos productivos para mejorar la ciudad o generar propuestas que beneficien a los rafaelinos, el justicialismo ha optado por el camino más fácil y ruin: el ataque personal. Incapaces de delinear una estrategia que los acerque al poder en los próximos tres años, recurren a la calumnia y la difamación, intentando desgastar a los funcionarios que, día a día, trabajan por el bienestar de la comunidad.

El último episodio de esta novela de mezquindades lo protagonizan con un pedido de informes cargados de malicia e intenciones ocultas. Preguntan si Aversa tramitó la factibilidad para instalar un negocio, si pretende ser proveedor del municipio y si el intendente estaba al tanto, insinuando irregularidades que jamás existieron. Además, intenta vincular este hecho con el recambio de luminarias a tecnología LED, una iniciativa que ha sido un éxito y orgullo de la gestión municipal.

Si los opositores hubieran tenido la decencia de investigar antes de difamar, habrían sabido que esa actividad comercial dejó de operar en 2021, como lo demuestran los comprobantes oficiales. Más aún, se habría evitado esta triste comedia de acusación si se hubieran tomado el trabajo de averiguar que en octubre se dio de baja definitivamente. Pero no, para el justicialismo resulta más cómodo mentir, difamar y dejar que sus falsedades "calen" en la opinión pública.

El justicialismo demuestra una vez más que carece de ideas y propuestas. En lugar de construir, destruyen; en lugar de colaborar, boicotean; y en lugar de respetar, atacan. Con el lema de "mentir, mentir, que algo quedará", buscan convertir la política en un campo de batalla donde el fin justifica los medios, aunque ello implica arruinar la reputación de las personas y obstaculizar proyectos clave para la ciudad.

Es hora de que la oposición deje de actuar como una banda de piratas en busca de su próximo "botín político". Rafaela no necesita ni merece este tipo de actitudes. Los ciudadanos soluciones esperan, no espectáculos. Es momento de elevar el nivel del debate y trabajar por el bien común, algo que, por lo visto, parece ser demasiado pedir para un peronismo que, sin rumbo ni liderazgo, se hunde en su propio barro.

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