El primer pedido fue de 200 mil pesos, suma que la víctima transfirió para evitar problemas. Sin embargo, las exigencias no terminaron ahí. Más tarde, otro contacto se presentó como el abogado de la joven, asegurando que ella era menor de edad y que los padres tomarían represalias si no pagaba 600 mil pesos. Presionado por la situación, el hombre realizó una segunda transferencia, aunque solo por la mitad del monto solicitado.
Cuando le exigieron que completara el pago bajo la amenaza de difundir sus fotos, decidió pedir ayuda a un compañero de trabajo, quien lo asistió para realizar otra transferencia de 300 mil pesos. A pesar de los pagos, las amenazas continuaron y, finalmente, le solicitaron 47 mil pesos adicionales para “sellar el trato”. Sin recursos para seguir cumpliendo con las exigencias, la víctima optó por enfrentar la situación y confesó lo sucedido a su pareja.