La limpieza es un aspecto que ha caracterizado a la ciudad de Rafaela por años. El cuidado de los espacios verdes siempre fue una prioridad tanto para el municipio como para la sociedad, sin embargo en muchas ocasiones existen esas "ovejas negras" que le dan al esfuerzo diario un trabajo extra.
Desde hace un tiempo, el zanjón que se encuentra paralelo a las vías de calle Joaquín V. González, en barrio Monseñor Zazpe, ha sido un espacio elegido por algunas personas -al criterio de este escritor, desalmados- para desechar residuos, provocando que el sector se vea poco atractivo para todo aquel que pase por la zona.
En su objetivo por cambiar esta situación, el Gobierno Municipal llevó adelante un proceso de limpieza que duró unos cuatro días, con una inversión de 25 millones de pesos entre maquinaria y personal. Sin embargo, ese esfuerzo resultó en vano. En sólo dos días, ese espacio que había sido desafectado, volvió a reunir residuos en cantidad por la desconsideración de los vecinos.
Ante esta situación, desde nuestro lugar periodístico nos preguntamos si el esfuerzo realizado por el municipio es valorable cuando el compromiso social parece nulo. El hecho de que sean sólo unos pocos los que parecen desobedecer las reglas básicas de convivencia no significa que el personal afectado a esta tarea sea de uso permanente.
El cuidado de los espacios de la ciudad debe ser una tarea de cada uno de los ciudadanos.